Archivos de la categoría ‘Genios olvidados’

Retrato de Quevedo (obra de Velázquez)

Retrato de Quevedo (obra de Velázquez)

A pesar de lo escatológico que pueda parecer el título, lo cierto es que el texto que a continuación se va a reproducir es obra de Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, más conocido como Francisco de Quevedo o simplemente Quevedo (14 de septiembre de 1.580 – 8 de septiembre de 1.645).
Porque aunque parezca mentira, entre su obra hay varios textos que quizás sorprendan por su temática -especialmente este-, pero no por ello dejan de desprender una pizca de genialidad también. Este opúsculo va dirigido a Doña Juana Mucha, montón de carne  (mujer gorda por arrobas).
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Franz Reichelt, el sastre volador

A lo largo de la historia han surgido numerosas personas que han innovado en diversos campos haciéndonos la vida más fácil. En ocasiones se ha homenajeado y festejado a esta gente, y en otras ocasiones no han podido serlo por haber fallecido a consecuencia de accidentes producidos directamente por su afán de mejora.
Desgraciadamente, la historia tiende a convertir los accidentes en anécdotas y bastantes de esos grandes inventores han acabado siendo meras no ts a pie de página. Desde aquí pretendemos rendirles tributo a esas gentes que, si bien nunca han probado las mieles de la gloria (o apenas, dada la cercanía entre sus descubrimientos y sus muertes), indiscutiblemente han contribuído a mejorar nuestras vidas.
A pesar de que algunas muertes puedan parecer absurdas, no hay que olvidar que en muchos casos fueron sus propias cobayas, y que cuando no existe una experiencia previa, es de auténticos valientes enfrentarse a lo desconocido. Por ellos, por ellas.
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Josef Ressel

Quizás hoy en día el sistema de hélices no nos sorprenda y estemos más o menos acostumbrados a su forma (sobre todo por los ventiladores en veranito, ¿verdad? :D), lo cierto es que su creación tiene una historia bastante extensa y un creador que para el público general es un completo desconocido. El inventor de las propulsión por hélices en barcos era un hombre de origen austrohúngaro y, a pesar de lo que parezca, no era un físico si no un guardabosques. Josef Ressel nació en Chrudim, una pequeña localidad de Bohemia (en la actualidad pertenece a la República Checa) el día 29 de junio de 1.793. Siendo muy joven su padre falleció, por lo que tuvo que dejar los estudios de historia natural y química que estaba cursando en České Budějovice para mantener a su familia. Entró a formar parte de la plantilla de guardabosques del gobierno austrohúngaro, cargo en el que se le encargó inventariar la producción de madera (materia prima muy importante en aquella época) de la zona de Motovun (Istria). Esa madera se empleaba mayoritariamente en suplir a los astilleros de Trieste, un importante centro naval. Pero lo que en verdad llamaba la atención de Josef era la tecnología.
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